Ya sé que cuando leáis este
documento no os lo creeréis, pero os aseguro que ocurrió. Alguna vez habéis
pasado un informe sobre el estado de las espalderas, de la calefacción del
gimnasio, de las porterías, de los tableros de las canchas, incluso del
mismísimo suelo del patio y os han contestado con celeridad, incluso os lo han
arreglado. Estáis de enhorabuena; lo
sucedido en este pueblo allá por el XVIII no hace otra cosa que confirmar que
estamos anclados en el pasado y que el sistema no funciona desde entonces, que
la burocracia fue un gran invento y que el
"yo me lo guiso y yo me lo como" está a la orden del día por
lo que pueda pasar.
Leerlo y entreteneos por un
instante con este sucedido